Sucios Mon-Keigh...

El marine espacial empezó a sufrir terribles convulsiones, cayendo de espaldas contra el árido terreno. Una pequeña astilla de cristal habia penetrado su armadura por el diminuto resquicio existente entre casco y  armadura, clavandosele en el cuello. La agonia era insufrible, como si 1000 espadas se clavaran en cada centímetro de su piel. A duras penas consiguió quitarse el casco de un manotazo, y con dedos temblorosos retiró el proyectil, que se habia clavado profundamente.

Su vista empezaba a ser borrosa. Miró a su alrededor ansioso, pero no encontró a ninguno de sus hermanos en pie. Su sangre ardia como si fuese fuego en sus venas y sus pies ya no le respondian. Entre el humo negro del razorback frente a el empezó a distinguirse una silueta delgada, como un borrón de color violeta sobre un fondo negro azabache.

El marine echó mano a su cartuchera y a duras penas consiguió sacar su pistola bólter. Finalmente, haciendo acopio de su férrea fuerza de voluntad, consiguió apuntar hacia el xeno. Al apretar el gatillo, cada célula de su cuerpo chilló de dolor por el esfuerzo.

Con un ágil movimiento, la figura se apartó de la trayectoria de la bala sin esfuerzo. Una risa burlona se escuchó tras el casco de la criatura, seguido por un pequeño suspiro que denotaba paciencia, mientras que seguia avanzando hacia el. El xeno comenzó a hablar en una lengua extraña, tan femenina y elegante como agresiva. Unos segundos después, una segunda voz con un timbre asombrosamente parecido a la primera pero mas mecánica habló en un gótico arcaico, dificilmente comprensible. El marine lo identificó como un traductor automatizado.

-Malditos Mon-keigh... sois tan ignorantes que no sabeis ni cuando teneis que morir.

La pistola bólter le pesaba en la mano mas que la propia servoarmadura que portaba. Mantenerla agarrada requeria un titánico esfuerzo a cada segundo, pero en un despliegue de coraje y empeño consiguió apretar el gatillo una segunda vez, tras lo cual, exhausto, la dejó caer.

Esta vez el disparo ni siquiera se acercó a su objetivo. La carcajada del alienígena dolió en sus tímpanos como una puñalada. la figura comenzó a hablar, y segundos después lo hizo el traductor automático

-Necio primate... solo conseguirias matarme de risa.

El xeno se desprendió del casco mientras andaba elegantemente hacia el. En este tiempo, la figura se habia acercado tanto a el que pese a su visión borrosa pudo distinguirla con cierta claridad. Se trataba de una mujer Eldar extremadamente delgada. Su pelo azul medianoche estaba recogido en una coleta sobre su cabeza, pero era tan largo que aun asi llegaba hasta su cintura. en su mano derecha portaba una pistola cristalina  que enfundó en su cinto,  seguramente de la cual habria salido la lasca que se clavó en su cuello. Su armadura era de color violeta y extremadamente ligera, tanto que incluso en algunas partes la pálida piel de la xeno estaba expuesta. Sus ojos eran del color del hielo y su cara, de rasgos afilados, era de una belleza sobrenatural.

-Es.. es... escoria xeno!- dijo a duras penas el marine, aun tumbado en el suelo pero haciendo esfuerzos imposibles por ponerse en pie. A estas alturas la estilizada xeno estaba en pie frente a el, mirandolo con una mueca entre desprecio y burla.

Calmadamente, la xeno desenfundó un delgado cuchillo de su cinto, y jugueteó con el sin prisa, mirando directamente a los ojos del agonizante marine espacial.

-¿Escoria dices, mon-keigh? sois vosotros los que infectais la galaxia con vuestra asquerosa presencia, adorando y alabando a un montón de huesos y piel pútrida. Sois un cancer, una plaga... no, ni siquiera sois eso... sois solo ganado. A nuestros ojos solo sois almas que devorar, sois una moneda de cambio, nada mas.

-¡h...h..ere...hereje! ¡bruj... bruja!

La Eldar Oscuro rió vehementemente, rozando con la punta de sus largos dedos la afilada hoja del cuchillo que sujetaba con su mano izquerda, como si estuviese acariciandolo.

-¿Asi es como nos llamais? ¿brujas? -la xenó lamió la punta de su dedo índice, donde se habia hecho un pequeño corte con el cuchillo - Vosotros, los elegidos de vuestro  inexistente dios, los "marines espaciales", como os encanta autodenominaros, sois simplemente patéticos. Creeis que teneis el universo bajo control, creeis que sois la raza superior, creeis incluso desconocer el propio miedo, pero te diré una cosa, mon-keigh - La bruja se acercó hacia el marine, jalandolo del cuello de su servoarmadura y acercándo su boca a su oreja. El marine, al que ya no le respondian las extremidades, parecia una sobredimensionada marioneta en las manos del titiritero. Susurrando, la eldar dijo -He visto a vuestras mayores creaciones caer bajo decenas de lanzas oscuras. He visto a decenas de los vuestros caer bajo la lluvia incesante del fuego cristalino. He visto a vuestros gigantescos pecios espaciales saltar en pedazos ante el ataque de bandadas de bombarderos cuervo, e incluso yo misma he partido por la mitad incontables primates como tu solo con un giro de muñeca y mi agonizador. Ante mi, algunos de vuestros mayores paladines han rogado por sus miserables vidas en la arena de los circos de Commorragh, y que las musas oscuras me maldigan si no era autentico terror lo que veia en sus ojos.

La xeno, aparentemente repugnada por estar tan cerca de un miembro de una especie inferior, escupió al suelo junto a el, para seguir hablando tan rapido que su voz y la del traductor automático formaban un cánon ominoso, como un dueto fantasmal.

-No, marine espacial. Vosotros no sois los dueños de esta galaxia, simplemente la habeis tomado prestada, y poco a poco, acabareis devolviendola a sus legítimos amos. Nuestros primos son blandos. Cobardes patéticos, autocompasivos y amargados que se regodean en su propia debilidad al no dar rienda suelta a su auténtica naturaleza, pero nosotros no, mon-keigh. Nosotros somos Eladrith Ynneas. Eldar Oscuros, como soleis llamarnos. Somos el sufrimiento hecho carne, el ingenio y la astucia personificados. Estamos tan adelantados a vosotros que nos podemos permitir desafiar a la propia muerte. En cambio ¿quienes sois vosotros? cucarachas. Insectos con delirios de grandeza que buscan ser aplastados porque no pueden ni siquiera tolerar su propia existencia. Mi nombre es Uruviel Telruya, escoria. Y eso es lo último que oirás en tu patética y miserable existencia.

++ULTIMO BIOREPORTE DE LA ESCUADRA TÁCTICA ENNEAS++

++RECOGIDO DE LOS RESTOS DE LA MATANZA DEL SUBSECTOR QUOM++

++ACCESO RESTRINGIDO: ORDO XENOS++